UBICACIÓN DE LA CUEVA:
FOTO AÉREA:
La importancia arqueológica y paleontológica del sitio reside en que estas pinturas de manos, animales y figuras geométricas hechas sobre las rocas son consideradas las expresiones más antiguas de los pueblos sudamericanos.
La cueva mide 170 metros de profundidad y en su interior fueron contabilizadas 829 imágenes, entre dibujos geométricos, figuras solares, escenas de caza, animales (guanacos, serpientes, choiques, pumas y pisadas de ñandú) y motivos relacionados con la fertilidad.
Las obras, descubiertas por el perito Francisco Moreno en 1876, pertenecen a la cultura tehuelche y sus antecesores. Se estima que tienen más de 9.300 años y el distintivo que las identifica a nivel mundial son las manos, pintadas en sus diversas formas.
Las figuras humanas fueron representadas con formas lineales, y se cree que los espirales darían cuenta de las deidades que regían a los grupos sociales.
El color de las expresiones dependía de la obtención de la materia prima cercana a cada yacimiento. En general, se trata de hematita para el rojo, caliza para el blanco, manganeso o carbón vegetal para el negro y limonita u ocre para el amarillo. También se usaban frutos, plantas, rocas molidas y sangre de animales.
De las 829 manos pintadas, la mayoría fue realizada en negativo. Utilizaban para esto un hueso ahuecado de ñandú por el que soplaban a modo de spray sobre su mano izquierda apoyada sobre la roca. La pintura la fabricaban combinando pigmentos autóctonos con yeso para lograr adherencia.
Los especialistas distinguen tres tipos estilísticos:
- CAZADORES A DISTANCIA - El más antiguo, data de 9500 años muestra negativos de manos, escenas y cercos de caza con lazos, rituales y manadas de guanacos.
- STENCILS DE MANOS - El siguiente va de 7000 a 3000 años atrás y allí podemos ver manos negativas, grupos de guanacas preñadas y algunos anfibios y ñandués, y figuras felinas.
- ARTE GEOMÉTRICO ABSTRACTO - El último grupo,de 2500 años muestra figuras humanas, manos esquemáticas, figura geométricas, círculos concéntricos, líneas en zigzag, todas en un rojo vibrante.Se cree que ha sido el trabajo de cazadores y recolectores tehuelches que habitaban la zona cuando los primeros colonos españoles llegaron.
ESQUEMA DE TEMAS TRATADOS EN CLASE POR ZOOM
Relato escrito por Antonio Pigafetta, uno de los pocos sobrevivientes de la expedición de Magallanes. En la crónica se afirmaba haberlos visto en la costa de la Bahía de San Julián antes de arribar al estrecho:
Un día en que menos lo esperábamos se nos presentó un hombre de estatura gigantesca. Estaba en la playa casi desnudo, cantando y danzando al mismo tiempo y echándose arena sobre la cabeza.
El comandante envió a tierra a uno de los marineros con orden de que hiciese las mismas demostraciones en señal de amistad y de paz: lo que fue tan bien comprendido que el gigante se dejó tranquilamente conducir a una pequeña isla a que había abordado el comandante.
Yo también con varios otros me hallaba allí. Al vernos, manifestó mucha admiración, y levantando un dedo hacia lo alto, quería sin duda significarnos que pensaba que habíamos descendido del cielo.
Este hombre era tan alto que con la cabeza apenas le llegábamos a la cintura. Era bien formado, con el rostro ancho y teñido de rojo, con los ojos circulados de amarillo, y con dos manchas en forma de corazón en las mejillas.
Sus cabellos, que eran escasos, parecían blanqueados con algún polvo.
Su vestido, o mejor, su capa, era de pieles cosidas entre sí, de un animal que abunda en el país, según tuvimos ocasión de verlo después.
Este animal tiene la cabeza y las orejas de mula, el cuerpo de camello, las piernas de ciervo y la cola de caballo, cuyo relincho imita.
Este hombre tenía también una especie de calzado hecho de la misma piel.
Llevaba en la mano izquierda un arco corto y macizo, cuya cuerda, un poco más gruesa que la de un laúd, había sido fabricada de una tripa del mismo animal; y en la otra mano, flechas de caña, cortas, en uno de cuyos extremos tenían plumas, como las que nosotros usamos, y en el otro, en lugar de hierro, la punta de una piedra de chispa, matizada de blanco y negro.
De la misma especie de pedernal fabrican utensilios cortantes para trabajar la madera.
(VIAJE ALREDEDOR DEL MUNDO. Libro I)
El comandante envió a tierra a uno de los marineros con orden de que hiciese las mismas demostraciones en señal de amistad y de paz: lo que fue tan bien comprendido que el gigante se dejó tranquilamente conducir a una pequeña isla a que había abordado el comandante.
Yo también con varios otros me hallaba allí. Al vernos, manifestó mucha admiración, y levantando un dedo hacia lo alto, quería sin duda significarnos que pensaba que habíamos descendido del cielo.
Este hombre era tan alto que con la cabeza apenas le llegábamos a la cintura. Era bien formado, con el rostro ancho y teñido de rojo, con los ojos circulados de amarillo, y con dos manchas en forma de corazón en las mejillas.
Sus cabellos, que eran escasos, parecían blanqueados con algún polvo.
Su vestido, o mejor, su capa, era de pieles cosidas entre sí, de un animal que abunda en el país, según tuvimos ocasión de verlo después.
Este animal tiene la cabeza y las orejas de mula, el cuerpo de camello, las piernas de ciervo y la cola de caballo, cuyo relincho imita.
Este hombre tenía también una especie de calzado hecho de la misma piel.
Llevaba en la mano izquierda un arco corto y macizo, cuya cuerda, un poco más gruesa que la de un laúd, había sido fabricada de una tripa del mismo animal; y en la otra mano, flechas de caña, cortas, en uno de cuyos extremos tenían plumas, como las que nosotros usamos, y en el otro, en lugar de hierro, la punta de una piedra de chispa, matizada de blanco y negro.
De la misma especie de pedernal fabrican utensilios cortantes para trabajar la madera.
(VIAJE ALREDEDOR DEL MUNDO. Libro I)
No hay comentarios:
Publicar un comentario